Las personas que sufren un ACV y sobreviven, pueden presentar secuelas graves o leves.
Estas dependerán del tiempo en el que el paciente demoró en recibir el tratamiento, el tipo de ataque cerebrovascular sufrido, el área del cerebro afectada, su estado general de salud antes del evento y el nivel de tejido cerebral afectado permanentemente.
Las secuelas del ACV llegan a afectar el área del cerebro que controla distintas funciones del cuerpo, como lo son la movilidad, el lenguaje, los sentidos, la capacidad de razonamiento, entre otras. Otros de las condiciones que se pueden llegar a presentar son:
Para minimizar los daños causados por un ACV, es importante realizar el tratamiento indicado por un grupo interdisciplinario de profesionales de la salud. Algunos de las terapias y tratamientos más comunes son:
Lo más recomendable es que este tipo de terapias y tratamientos se inicien lo más pronto posible, haciendo a la par seguimientos y exámenes médicos para evitar otro ataque cerebrovascular.
Para el ACV existen factores de riesgo que aumentan la posibilidad de sufrir este tipo de ataques. Algunos de ellos son considerados modificables y no modificables, estos marcan la diferencia en las probabilidades de padecer un ACV.
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