Muchos de los propósitos de cada año consisten en incorporar hábitos saludables. Tomar decisiones saludables, no solo se trata de implementar una alimentación adecuada; sino de dormir lo suficiente, realizar actividad física regularmente, controlar el estrés y abstenerse o moderar el tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas.
La principal estrategia para adaptar hábitos saludables es la consistencia y la dedicación. Tener claro que modificar hábitos poco saludables, puede contribuir significativamente en el estado de salud, mediante el fortalecimiento de los músculos y los huesos; mejoría de los vasos sanguíneos, los niveles lipídicos y glucémicos, y que éstas son algunas condiciones que previenen el desarrollo de enfermedades no transmisibles, deben convertirse en los objetivos para cambiar el estilo de vida.
A pesar de que los hábitos saludables requieren de cambios en la alimentación y actividad física, éstos también incluyen las consultas médicas periódicas como promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Por lo tanto, es necesario realizar exámenes de chequeo (cuadro hemático, examen coprológico, glucemia en ayunas y posprandial, examen de orina, colesterol y triglicéridos) de forma regular.
Alimentación saludable
En la actualidad existe gran variedad de regímenes alimenticios, unos muy deficientes en nutrientes y otros excesivos. Lo ideal es consumir un aporte equilibrado de carbohidratos, proteínas, grasas, minerales, vitaminas y agua, en función de la edad, género, condición física y estado de salud. Es importante no hacer cambios drásticos en la alimentación, es decir reemplazar los alimentos de forma paulatina:
Descanso
No dormir adecuadamente induce estados de irritabilidad, deterioro cognitivo, falta de concentración, ausencia de energía, bajos estados de ánimo, estrés, dolor de cabeza, e incrementa el ritmo cardiaco. Por el contrario, dormir entre 7 a 8 horas en un adulto sano, garantiza que el cuerpo se recupere en energía, incrementa el rendimiento durante el día, mejora la memoria y la atención, y beneficia a los órganos y sistemas en general. Por lo tanto, algunas recomendaciones para descansar de esta forma son:
Actividad física
Una de las principales dificultades a la hora de realizar actividad física es la falta de tiempo. No obstante, a pesar de que existan agendas muy apretadas, siempre mediante organización, es posible disponer de un tiempo para hacer ejercicio. Para ello, debe priorizar sus actividades y organizar las tareas del día según su grado de importancia y demanda de energía.
Es decir, las actividades que requieren mayor energía deben realizarse durante el día, y las de menor energía pueden reservarlas para la tarde o noche. Además, debe disponer de tiempo para compartir o realizar actividades de ocio. En este sentido, se recomienda realizar actividad física en las mañanas ya que ésta proporciona más energía y un mejor estado de ánimo, para soportar la carga diaria. Algunas recomendaciones para iniciar actividad física consisten en:
La hidratación debe ser constante (antes, durante y después del entrenamiento).
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