Actúa oportunamente contra el ACV

Síntomas del ACV: Reconoce las señales de un Accidente Cerebrovascular y actúa rápidamente

Síntomas de ACV

Síntomas del ACV

Los síntomas del ACV como se ha manifestado anteriormente, pueden variar en función del tipo, la gravedad y la ubicación del ataque. Cada una de las zonas del cerebro humano presenta diferentes áreas responsables de una función o capacidad específica. De tal manera que la intensidad de la alteración sensitiva o motora dependerá de la extensión o la severidad del evento isquémico o hemorrágico.


Es así como el lado o hemisferio izquierdo del cerebro controla el lado derecho del organismo. Este hemisferio tiene un predominio de todas las actividades lógicas y de razonamiento, como en el proceso para resolver problemas matemáticos o científicos. Así como el pensamiento analítico durante el acto de leer.


Por su parte, el lado o hemisferio derecho del cerebro controla el lado izquierdo del cuerpo. En este hemisferio predomina la creatividad y apreciación creativa, lo sensitivo y la introspección, por lo tanto, primarán las actividades de pintura, baile, habilidades culinarias, la apreciación del arte o la música.


De igual forma, el sistema nervioso central (tallo cerebral, cerebelo, médula espinal) es el encargado de dirigir las acciones motoras como la locomoción, los movimientos voluntarios e involuntarios, el control de la postura y a través del sistema nervioso periférico es posible generar la trasmisión de información para ejecutar las actividades. Sin embargo, para realizarlas, el cerebro requiere de un suministro constante de oxígeno y nutrientes.


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¿Qué pasa en el cerebro durante una interrupción del suministro de oxígeno?

El tejido cerebral es un órgano metabólicamente activo que requiere del 15 al 20% del total del gasto cardíaco para abastecer los requerimientos de oxígeno y glucosa y cumplir su correcto funcionamiento. Una interrupción del flujo sanguíneo cerebral lleva a la insuficiencia de estos elementos que genera una serie de eventos que lesionan a las neuronas y puede conducir a una discapacidad o incapacidad de manera temporal o permanente.


Durante un ACV, las arterias que irrigan el cerebro se ocluyen por anormalidades genéticas, hipertensión o por la formación de placas de ateroma que son producto de malos hábitos alimenticios. Las modificaciones que suceden en los vasos sanguíneos van a generar una disminución del flujo sanguíneo y cuando esto sucede, la sangre que contiene oxígeno y nutrientes no es capaz de perfundir adecuadamente en el cerebro y más órganos del cuerpo.


Estas obstrucciones pueden presentarse en cualquier vaso del cuerpo. En el caso de los ACV, pueden ser por placas en los vasos del cerebro o por medio de émbolos provenientes de otros órganos. En este sentido, es importante identificar cómo y por qué ocurren las alteraciones en los vasos y cuáles son los síntomas de un accidente cerebrovascular.


¿Qué son las placas de ateroma?

En el caso de que haya un exceso de los requerimientos de nutrientes que nuestro cuerpo necesita para sus procesos metabólicos, estos se almacenan en forma de grasa para una posterior utilización. Esos depósitos de grasa que exceden son cúmulos de colesterol conocidos como placas de ateroma. 


Cuando el organismo, en especial, las células de defensa, reconocen esas grandes cantidades de grasas, actúan contra ellas, destruyéndolas como a cualquier agente ajeno al organismo por medio de fagocitosis (las dijeren y las destruyen), sin embargo; al existir tanta grasa, las células de defensa se convierten en células espumosas que se adhieren a las paredes obstruyendo a la luz vaso, y generando así una disminución del calibre del vaso lo cual disminuye flujo sanguíneo. 


Diversos factores, como fumar, aceleran este proceso y hacen que la placa crezca hasta obstruir todo el vaso. Se produce entonces una trombosis por la lesión en la placa y los elementos celulares de la sangre como las plaquetas y los glóbulos rojos terminan obstruyendo toda la luz del vaso sanguíneo.


En ocasiones, al aumentar la inflamación dentro de la placa, se pueden desprender porciones o fragmentos de ella y la sangre en su camino las arrastra hasta donde encajan en el calibre de un vaso más pequeño y lo obstruyen. Es así como una aterotrombótica (arteria con placas de ateroma), causa una embolia cerebral.


Con esto claro, ahora sí veremos los síntomas del ACV según el tipo de evento. 


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¿Cuáles son los síntomas del ACV isquémico?

El ataque cerebrovascular isquémico ocurre cuando una arteria cerebral es obstruida por un coágulo o por un trombo. Asimismo, y a partir del tipo de obstrucción, un ACV isquémico puede clasificarse en:


Embólico


En un infarto cerebral embólico, un coágulo de sangre se forma, generalmente en el corazón o las arterias de mayor calibre, y luego se desplaza por la circulación a través de las arterias que se dirigen hacia el cerebro. En el cerebro, el coágulo obstruye un vaso sanguíneo interrumpiendo el flujo normal, llevando a la aparición de un ataque cerebrovascular.


Trombótico


en un infarto cerebral trombótico el coágulo se forma dentro de la arteria que irriga sangre al cerebro. El coágulo interrumpe el flujo sanguíneo y causa el ataque cerebrovascular.


En cualquiera de estos casos, los síntomas del ACV pueden manifestarse en forma de:


  1. Adormecimiento o debilidad repentina de la cara, brazos o piernas, especialmente en una parte del cuerpo
  2. Confusión, mareo o pérdida de equilibrio y coordinación
  3. Dificultad repentina para ver por uno o ambos ojos
  4. Dolor de cabeza severo y repentino sin ninguna causa conocida
  5. Pérdida de sensibilidad o sensaciones anómalas en un lado del cuerpo
  6. Dificultad para hablar o entender el lenguaje


Otros síntomas del ACV que pueden presentarse son: alteración del sueño, convulsiones, alteración en el control de vejiga e intestinos, en el movimiento del cuerpo, fatiga, pérdida de memoria e inclusive puede generar depresión. 


Si bien, cualquier persona puede sufrir de un accidente cerebrovascular, hay un grupo de personas más propensas o tienen mayor riesgo de experimentar un ACV isquémico. Este grupo lo componen aquellas personas que han sufrido vasculitis, un tipo de inflamación de los vasos sanguíneos o que tienen aterosclerosis, que es una afección que hace que se acumulen placas grasas en las paredes de las arterias. 


También son más propensas aquellas personas con hábitos no saludables como fumar e ingerir demasiado alcohol, quienes llevan una vida sedentaria y no se ejercitan lo suficiente para mantener un estado físico y de salud aceptable. Los mayores de 65 años y los que han sufrido de fibrilación auricular (AF), que es una afección cardíaca que causa una frecuencia cardíaca rápida e irregular. 


El género femenino, por el simple hecho de vivir un poco más que el masculino, tiene más probabilidades de vivir lo suficiente como para sufrir un evento de este tipo.


No podemos pasar por alto que, dentro de los eventos isquémicos, también puede darse un ataque isquémico transitorio (AIT). Este evento es similar a un ACV isquémico, con la diferencia de que este no causa daños cerebrales duraderos, pero puede proceder al desarrollo de un accidente cerebrovascular isquémico (suele compararse con la isquemia miocárdica) el cual sucede con mayor frecuencia en la siguiente semana a los síntomas del AIT.


A pesar de ser un episodio temporal de disfunción neurológica ocasionada por un evento vascular oclusivo que genera un estado sintomático inferior a 1 hora (entre 2 y 15 minutos), los síntomas que se pueden presentar son similares a los de un ACV isquémico pero incluyen: 


  • Confusión
  • Dificultad para caminar
  • Presencia de dos o más de los siguientes: disartria (dificultad para articular sonidos y palabras), disfagia (dificultad para deglutir, incluso la propia saliva), diplopía (visión doble), vértigo, ataxia (pérdida de equilibrio o incoordinación de los movimientos).
  • Hormigueo o entumecimiento

 

Sin embargo, los síntomas tienden a ser menos severos y duran solo unos minutos y se resuelve por sí solos, cuando el coágulo se mueve o se disuelve. Hoy sabemos que a veces un paciente parece mejorar del todo luego de un AIT, pero estudios inmediatos por resonancia magnética (RM) han demostrado que queda una pequeña zona de lesión, se habla entonces de “ministroke” o ACV menor.

¿Cuáles son los síntomas del ACV hemorrágico?

El accidente cerebrovascular hemorrágico ocurre cuando se genera un sangrado en el cerebro, generalmente por la ruptura de un vaso sanguíneo causando daño a las células del cerebro. Una de cada seis personas que tiene un ACV padece de un evento hemorrágico. 


En ocasiones este sangrado puede estar asociado a ruptura de un aneurisma, hipertensión arterial, traumatismos y más factores que modifican la integridad de los vasos sanguíneos. 


Este tipo de evento puede presentarse en dos formas: 


Hemorragia intracerebral


se produce cuando se rompe un vaso sanguíneo cerebral, ocasionando una hemorragia en diferentes áreas cerebrales. Estos vasos, por lo general, se lesionan por efecto degenerativo derivado de una elevada presión sanguínea sobre la pared del vaso o en algunos casos por angiopatía amiloide. La gravedad de la hemorragia cerebral dependerá directamente de la cantidad de sangre derramada y del tejido cerebral donde está se produce.


Hemorragia subaracnoidea


se produce tras la ruptura de un vaso sanguíneo sobre la superficie del cerebro. Usualmente, estos vasos son congénitamente anormales y pueden presentar ciertas dilataciones o protuberancias (aneurismas), que tras romperse liberan sangre en el espacio que comprende el cerebro y el cráneo. De acuerdo con National Stroke Association, esta hemorragia puede causar que las arterias cercanas tengan un espasmo y se cierren, lo que reduce el flujo sanguíneo y causa un ataque cerebrovascular.


Entre los síntomas de un accidente cerebrovascular hemorrágico se encuentran los siguientes:


  1. Dolor de cabeza intenso y repentino
  2. Pérdida de consciencia temporal o persistente
  3. Presión arterial muy elevada
  4. Vómitos
  5. Tortícolis
  6. Mareos y vértigo
  7. Dificultad para mantener las piernas derechas y elevarlas
  8. Fiebre
  9. Sensibilidad a la luz

Preguntas frecuentes

  • ¿Cuáles son los síntomas más comunes de un ACV?

    Los síntomas más comunes de un ACV incluyen pérdida de fuerza en la cara, brazo o pierna (generalmente en un lado del cuerpo), dificultad para hablar o comprender el habla, visión borrosa o pérdida de visión en uno o ambos ojos, mareo repentino, pérdida de equilibrio y dolor de cabeza severo.

  • ¿Es posible tener un ACV sin dolor de cabeza?

    Sí, es posible. Aunque el dolor de cabeza severo puede ser un síntoma de ACV, algunas personas experimentan un ACV sin experimentar dolor de cabeza. Otros síntomas, como debilidad en un lado del cuerpo, problemas de habla o pérdida de visión, pueden ser indicativos de un ACV.

  • ¿Cuánto tiempo tengo para buscar ayuda si sospecho que estoy teniendo un ACV?

    El tiempo es crucial. Debes buscar ayuda de inmediato si sospechas que estás teniendo un ACV. Llamar a los servicios de emergencia (como el 911) tan pronto como se presenten los síntomas mejora las posibilidades de recibir tratamiento efectivo y reducir el daño cerebral.

  • ¿Los síntomas de un ACV son siempre iguales en todas las personas?

    No, los síntomas pueden variar. Algunas personas pueden experimentar solo un subconjunto de los síntomas, y la intensidad de los síntomas puede diferir. Es importante reconocer cualquier cambio repentino en la función cerebral y buscar ayuda médica de inmediato.

  • ¿Quiénes tienen más riesgo de sufrir un ACV?

    Las personas mayores, aquellas con antecedentes familiares de ACV, quienes tienen hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto o fuman, tienen un mayor riesgo. Sin embargo, los ACV pueden ocurrir en personas de todas las edades y niveles de salud.

Si bien los síntomas del ACV varían, es importante que a la mínima sospecha, lo primero que debes hacer es llamar a la línea 123 y solicitar una ambulancia, si el servicio se demora más de 20 minutos lleva a la persona por tus propios medios, pues cada minuto que pasa es crítico. 


La mejor manera de reducir la extensión de la isquemia y las secuelas permanentes es recordando el acrónimo CORRE, este funciona para recordar rápidamente las cinco señales de un ACV.


C: Cara torcida 


O: Ojo alteración de la visión


R: Rápida debilidad de un brazo o pierna


R: Raro al hablar


E: Emergencias llamar 123


Recuerda que en Recavar queremos que la sociedad tome conciencia de la importancia del ACV, pues esta es la mejor manera de reducir la mortalidad de esta enfermedad que cobra la vida de millones cada año.

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