Los ataques cerebrovasculares (ACV) son trastornos vasculares caracterizados por el desarrollo de signos y síntomas de déficit neurológico; se pueden presentar en forma transitoria o permanente y se asocian a eventos isquémicos o hemorrágicos. Los ACV representan la tercera causa de muerte, y la primera de discapacidad en adultos en el mundo.
Los principales factores de riesgo que predisponen la aparición de los ACV son la hipertensión arterial y la enfermedad coronaria, condiciones que pueden controlarse mediante actividad física de forma regular. La actividad física, proporciona una mejoría en la función cardiorrespiratoria que reduce la recurrencia de ataques cerebrovasculares y previene el desarrollo de eventos cardiovasculares, por lo tanto, el deporte y ACV puede considerarse como un factor protector independiente contra los ACV.
Asimismo, los efectos beneficiosos de la actividad física en la rehabilitación de un ACV, consisten en la recuperación de la marcha, el control motriz y el equilibrio; mejoría de la movilidad articular, reduciendo el riesgo de fracturas por caídas, la disminución de la discapacidad e induce cambios estructurales y funcionales en el cerebro que aumentan la calidad de vida de los pacientes.
Es una actividad física de carácter competitiva, que supone un entrenamiento y sujeción de normas. La actividad física se define como todo movimiento corporal producido por contracción muscular que aumenta el gasto de energía, garantizando un estado físico con la capacidad de mantener la postura, la marcha, el equilibrio y la ejecución de actividades de la vida cotidiana. El estado físico según la Dr. Liván Rodríguez Mutuberría y el MSc. Roberto Díaz Capote, cuenta con los siguientes atributos:
Cuando una persona sufre un ataque cerebrovascular, una de la secuela más frecuente es la hemiparesia, la cual produce inmovilidad e inactividad física que conduce a una pérdida significativa de la masa muscular y con ello la fuerza; aumenta la grasa corporal, se produce limitación de la movilidad articular y una reducción de la densidad mineral ósea. En este sentido el
deporte y ACV contribuye de forma importante en la recuperación o mejoraría de uno o más componentes del estado físico.
Brinda mejoría en las capacidades físicas (fuerza, velocidad, resistencia, equilibrio, flexibilidad y coordinación)
Cualquier tipo de deporte que involucre actividad física de forma vigorosa y constante de al menos un mínimo de 150 minutos semanales para un adulto, favorece el estado de salud en general y disminuye la ocurrencia de ataques cerebrovasculares, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus, hipertensión arterial, osteoporosis y cáncer. Algunas de los tipos de deportes que podrías practicar, consisten en:
Natación: es un deporte anaeróbico de bajo impacto considerado como uno de los más completos ya que involucra todos los grupos musculares. Asimismo, la natación proporciona resistencia cardiopulmonar, fortalece los músculos y articulaciones previniendo el riesgo de fracturas, mejora la postura corporal, regula los niveles de tensión arterial, fortalece el sistema cardiovascular, favorece el desarrollo de la flexibilidad, elasticidad y fuerza y está completamente indicado en individuos que presentan discapacidad físicas y motoras.
Senderismo : es una actividad física no competitiva, llevada a cabo en un ambiente natural, libre de contaminación. Actualmente el senderismo es una tendencia mundial, por ser una práctica al aire libre que favorece el acercamiento con el medio ambiente, mientras ofrece múltiples beneficios al estado de salud como mejora cardiorrespiratoria, aumento de la densidad mineral ósea, fortalecimiento de los músculos, libera tensión y estrés por ser una actividad recreativa.
Si deseas obtener más información sobre deporte y ACV, que contribuyen de forma positiva sobre el sistema cardiovascular y cerebrovascular, puedes ingresar a nuestra página web: https://www.recavar.org/ donde encontrarás recomendaciones sobre la actividad física y el manejo de diferentes enfermedades.