Una alimentación saludable es aquella que proporciona los nutrientes necesarios para mantener el funcionamiento de los órganos y sistemas en las diferentes etapas de la vida, minimizando el riesgo de desarrollo de enfermedades. Los nutrientes esenciales para el organismo incluyen las proteínas, los carbohidratos, los lípidos, el agua, las vitaminas y los minerales.
No existen alimentos malos o buenos, solo dietas equilibradas y desequilibradas. Por tal motivo, una alimentación saludable consiste en una ingesta completa, equilibrada (carbohidratos entre 55 y 60%, grasas entre 25 y 30%, proteínas entre 12 y 15% y agua 1,5 a 2 litros al día), suficiente, variada y adaptada a edad, al género, la talla, actividad física y el estado de salud del individuo.
Adoptar hábitos de vida saludable ayuda a prevenir la malnutrición, el desarrollo de enfermedades no transmisibles y trastornos asociados a sobrepeso u obesidad. No obstante, el incremento de producción de alimentos procesados, hipercalóricos, bebidas azucaradas, y con altos contenidos en sodio, han dado lugar a un cambio en los hábitos alimenticios. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) brinda consejos y recomendaciones para mantener una alimentación saludable .
Se recomienda consumir al menos 400 g de frutas y verduras o cinco porciones durante el día. Puede incluir verduras en todas las comidas, frutas variadas, frescas y crudas. El consumo de frutas y verduras garantiza un aporte de fibra dietética y reduce el riesgo de desarrollo de enfermedades no transmisibles.
Para reducir el sobrepeso y obesidad es recomendable disminuir el consumo total de grasa al menos en un 30%. Asimismo, limitar el consumo de grasas saturadas en un 10% y las trans al menos en un 1%; en lo posible reemplazarlas por grasas insaturadas, particularmente las poliinsaturadas a través de:
Actualmente existe un alto consumo de sodio a través de la sal ( 9 g a 12 g diarios) presente alimentos procesados (jamón, carnes, tocino, salame, quesos, etc); y una deficiencia en la ingesta de potasio. Esta condición contribuye al desarrollo de hipertensión arterial, incrementando a su vez el riesgo de enfermedad coronaria y ataque cerebrovascular. Por tal motivo, se recomienda reducir el consumo de sal al menos 5 g diarios, mediante:
El consumo excesivo de carbohidratos, específicamente de azúcares libres generan un riesgo elevado de caries dental, contribuye al desarrollo de sobrepeso y obesidad, influyen sobre la tensión arterial y los lípidos séricos. Por otro lado, una reducción en su consumo disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por tal motivo, se recomienda que los niños y adultos limiten el consumo de azúcares libres al menos en un 10% de la ingesta calórica total, a través de:
Si deseas obtener más información sobre los efectos beneficiosos de una
alimentación saludable sobre el estado de salud en general, puedes ingresar a nuestra página web:
https://www.recavar.org
donde encontrara además recomendaciones sobre la actividad física y el manejo de diferentes enfermedades.