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La depresión y el ACV: ¿Cómo afecta este trastorno a la recuperación?

La depresión y el ACV

La depresión y el ACV

Después de padecer un ataque cerebrovascular, lo primero que se piensa es en las consecuencias físicas, y por ende visibles, que este deja. Para la pérdida de capacidades motrices y cognitivas, los profesionales especializados (fisioterapeutas y terapistas ocupacionales)  llevan a cabo tratamientos y terapias interdisciplinarias con el fin de mejorar las capacidades físicas y mentales alteradas o perdidas como consecuencia del ACV. 


No obstante, y con frecuencia se dejan de lado las secuelas emocionales y psicológicas que puede padecer alguien que ha sufrido un ataque cerebrovascular, como la depresión y la ansiedad. Estas condiciones afectan de forma negativa al proceso de rehabilitación de las distintas capacidades físicas pérdidas.


Como ya se ha mencionado, una persona que sufre un ACV en muchas ocasiones llega a presentar secuelas, estas pueden generar que el paciente pierda su autonomía e independencia. Esto significa que ellos, dejan de realizar las actividades que antes les eran cotidianas y que podían llevar a cabo sin ayuda; trabajar, comer, cocinar, caminar, hablar, recordar, memorizar, entre otras. Como consecuencia de esta dependencia, se empieza a producir baja autoestima, estrés y tristeza profunda, emociones que repercuten fuertemente en su salud mental. 


Así pues, la depresión es una de las enfermedades o alteraciones psicológicas que más presentan las personas que han padecido un ataque cerebrovascular, esta condición va acompañada de ansiedad, sentimiento de miedo y agitación, que varían según la gravedad de las secuelas que haya dejado el ACV.



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¿Qué es la depresión y cuáles son sus características?



El trastorno depresivo es un tipo de cambio en la condición mental que genera alteración en el estado de ánimo. Esta condición lleva el estado anímico a la sensación permanente de tristeza. Paralelamente, hay una pérdida de interés en  la realización de las actividades, personales y sociales, que antes se llevaban a cabo con regularidad. 


Este trastorno afecta el comportamiento, los sentimientos y el pensamiento de la persona que lo padece, por lo que llega a causar varios problemas tanto físicos como emocionales. Es por esto que, al caracterizarse por la presencia de sentimientos de tristeza y de alteraciones en el comportamiento y el pensamiento, puede causar:

  • Ansiedad.
  • Insomnio.
  • Falta de interés por llevar a cabo actividades cotidianas.
  • Problemas en las distintas esferas sociales como: el trabajo, el aprendizaje (desde el colegio hasta las acciones para el trabajo) la socialización y la familia.



Síntomas de la depresión


A pesar de que no todas las personas que tiene depresión presentan los mismos síntomas, los signos más comunes y habituales son:

  1. Sentimientos de tristeza profunda. Esto se acompaña con ganas constantes de llorar y  sentimientos permanentes de vacío y desesperanza.
  2. Sentimientos de culpabilidad e inutilidad.
  3. Dificultad al momento de pensar, tomar decisiones, recordar y concentrarse.
  4. Pensamientos recurrentes sobre la muerte.
  5. Pérdida del interés por las actividades que se hacían habitualmente. Se deja de asistir a eventos sociales en donde se convive e interactúa con otras personas.
  6. Se presentan alteraciones en el sueño, bien sea insomnio o hipersomnia (dormir por muchas horas).
  7. Problemas en la alimentación. En algunos casos se llega a perder el apetito y en otros, se generan más antojos de comer (hiperfagia) lo cual aumenta el peso y dificulta las terapias físicas.
  8. Falta de control a la hora de expresar los sentimientos. Arrebatos de enojo, frustración e irritabilidad por situaciones o asuntos poco importantes.
  9. Falta de energía y cansancio, incluso al realizar tareas de poco esfuerzo físico.
  10. Problemas físicos sin razón alguna. Dolor de cabeza o de espalda.


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Trastorno depresivo

La depresión y el ACV: ¿Cuál es el mejor tratamiento?


Es fundamental resaltar que la familia y en especial la persona encargada de acompañar al paciente (también denominada cuidador), juegan un papel muy valioso en el proceso de recuperación. La perseverancia y la calma son cruciales al momento de incentivar a la rehabilitación tanto física como mental del afectado por el ACV.


Se recomienda tener paciencia con la persona que sufrió el ataque, incentivarlo a que ejecute todas aquellas actividades que hasta el momento puede llevar a cabo por su propia cuenta. Esto fomentará la autonomía e independencia y disminuirá los posibles sentimientos de frustración y estrés en los pacientes, asimismo, estos factores se podrán potencializar si se complementa con las terapias de rehabilitación realizadas por los especialistas.


Entorno Social


La familia y el entorno social de la persona que ha sufrido un ACV debe ser optimistas, ya que este debe contar con apoyo incondicional. Lo más aconsejable es evitar las situaciones de estrés o problemáticas en donde se pueda recalcar la dependencia de los afectados, pues esto puede provocar que aumente el cuadro depresivo del paciente y se generen otros síntomas.


Acompañamiento médico especializado


La mejor opción para tratar la depresión luego de haber presentado un ACV es acudir a profesionales especializados en salud mental, como lo son los psicólogos y los psiquiatras. Entre ellos y el médico tratante y mediante un abordaje interdisciplinario, se podrán reducir los síntomas y dolencias que el trastorno depresivo genera. 

El psicólogo, por medio de terapias y abordajes comunicativos, permitirá que el paciente pueda reconocer sus sentimientos y emociones, ayudándole así a mejorar sus comportamientos y la manera como se expresa. El psiquiatra puede ordenar  un tratamiento farmacológico y biológico para controlar las sintomatologías presentes en la depresión.


Complicaciones de la depresión luego de un ACV


La depresión tiene graves efectos tanto en las personas que la padecen como en los familiares y personas cercanas a ellos. Esta condición puede empeorar si no hay un tratamiento oportuno, causando problemas en la salud y en los distintos aspectos de la vida.

Algunos ejemplos de las complicaciones que puede traer la depresión luego de un ACV son:

  • Obesidad o sobrepeso. Condiciones que dificultan la rehabilitación y aumentan la posibilidad de presentar de nuevo un ataque cerebrovascular.
  • Ansiedad, sentimiento de pánico y fobias.
  • Aislamiento social.
  • Conflictos intrafamiliares y en distintas esferas de la vida.
  • Sentimientos suicidas.
  • Consumo excesivo de alcohol y tabaco.

 

Consejos para combatir la depresión luego de ACV



  1. Actividad física
    Realizar cualquier tipo de actividad física de forma ligera, por al menos 30 minutos al día, mejorará el estado de ánimo y ayudará a aliviar algunos dolores físicos, permitiendo a la par controlar los sentimientos depresivos. Si el paciente presenta aún dificultades motrices, se recomienda realizar ejercicios de respiración y meditación, los cuales ayudan al paciente a relajarse y a pensar con claridad.


  2. Alimentación
    Según lo mencionado la depresión posterior a un ACV puede afectar el apetito. Incluir todos los grupos de alimentos y evitar el consumo de productos altos en azúcar, en sodio y grasas trans permite que los niveles de energía se optimicen, mientras se previene otro posible ACV. En este caso, se recomienda llevar una dieta en donde predomine el consumo de frutas y verduras, y en la que haya horarios fijos de comida.


  3. Identificar el problema
    Es importante identificar cuáles son las circunstancias y situaciones que han hecho que aparezca la depresión. Cuando se tenga claridad de que momentos han provocado ese sentimiento de tristeza, lo más recomendable es hablar sobre este con la persona más cercana. Luego de haber identificado el problema y de haber expresado las emociones, se recomienda centrar la atención en actividades y situaciones positivas para el afectado.


  4. Expresarse
    Cuando un paciente luego de presentar un ACV comienza a mostrar síntomas de depresión, lo más aconsejable es que ejercite, si le es posible, su imaginación. Actividades como pintar, dibujar, escribir, escuchar música o leer permitirán que el estado de ánimo del paciente mejore gradualmente.


  5. Estilo de vida balanceado y saludable
    Lo más recomendable es llevar un estilo de vida saludable y balanceado. Realizar diariamente por lo menos media hora de actividad física, llevar una alimentación rica en todos los micronutrientes; carbohidratos, proteínas y grasas saludables, evitando el consumo excesivo de azúcar y grasas trans. Por otro lado, se aconseja evitar el consumo de bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, ya que son factores que incrementan la posibilidad de presentar otro ACV.

 

Es importante resaltar que si la persona que padece este trastorno mental tiene síntomas cada vez más fuertes, se solicite la ayuda de profesionales especializados en el área. Ellos ayudarán a establecer estrategias y tratamientos que mejorarán la calidad de vida del paciente.



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